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lunes, 28 de noviembre de 2011

Entrevista con un reconocido ingeniero genetico del país: Manuel Palacín

El doctor Palacín, uno de los especialistas más reconocidos de nuestro país en ingeniería genética, nos explica el alcance de los avances en el campo de la Biotecnología a la vez que pide prudencia en el desarrollo de alimentos transgénicos y mayor apoyo a la investigación pública.
Medicina TV: ¿En qué estado está el Proyecto Genoma Humano?
Dr. Manuel Palacín: Identificar un gen o secuenciar el Genoma Humano no quiere decir que hayamos acabado el trabajo, significa que tenemos toda la secuencia que compone nuestro genoma y ahora tenemos que identificar dónde se codifican genes: partes del genoma que se expresan y dan lugar a una proteína que es la que fundamenta la enfermedad. Incluso habiendo finalizado la secuenciación del Genoma desconocemos cuántos genes se expresan. Eso da una idea de dónde estamos.
¿Qué papel juega el estudio de las proteínas?
Conocer la función y estructura de las proteínas significa abrir la llave a nuevas terapias, no tanto terapia génica como diseño de fármacos. Si conocemos una estructura protéica a nivel molecular podemos diseñar un fármaco que por ejemplo se una a esta proteína y la inhiba o la estimule.
¿Cuál es el objetivo de las investigaciones de su equipo?
En nuestro grupo lo que estudiamos son tres enfermedades principalmente:la cistinuria tipo 1, la cistinuria tipo no 1 y la intolerancia a proteínas con lisinuria. Ahora lo que pretendemos es ahondar nuestro conocimiento de forma profunda en cuál es el papel de la proteína codificada por estos genes.
¿Qué avances alcanzados a nivel internacional puede destacarnos?
Los avances son inmensos. Por ejemplo, en los últimos años se han identificado al menos 40 genes distintos que producen sordera hereditaria. Yo creo que en los próximos 3-5 años se identificarán todos los genes de enfermedades monogénicas. Pero de ahí a conocer íntimamente el efecto y a desarrollar una terapia pasa tiempo. Está muy bien que se anuncien todos estos avances, pero no deben generar falsas expectativas.
¿De cuanto tiempo hablamos?
El periodo de desarrollo y aprobación de un fármaco va de 6 a 15 años. O sea que en el mejor de los casos, que ya conozcamos la estructura de la proteína y diseñemos un fármaco efectivo, van a pasar de 6 a 15 años antes de que salga al mercado. Se ha avanzado muchísimo, estamos en un momento maravilloso de la Biomedicina, pero falta un desarrollo para que esto llegue a la sociedad de forma efectiva.
¿Cómo avanza la investigación en el caso de las enfermedades causadas por varios genes o factores?
En las enfermedades multifactoriales, en las que varios genes de forma conjunta dan lugar al fenotipo de la enfermedad, no hablamos tanto de mutaciones como de polimorfismos o de genes de susceptibilidad. De forma que son necesarios 3 o más genes para provocar la enfermedad. Aquí hablamos de enfermedades de un interés social muy importantes: diabetes, enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, cardiovasculares etc. Se va a desarrollar, a un ritmo más lento que las enfermedades monogénicas, pero creemos que va a tener un gran impacto.
¿Cómo se coordinan todas estas investigaciones a nivel internacional?
Hay una coordinación a nivel internacional de lo que es el Proyecto Genoma Humano, por un lado para desarrollar la secuenciación del Genoma y por otro lado las anotaciones de los genes identificados. Hoy la secuenciación no está acabada, hay un gran borrador. Ahora pasarán unos pocos años para que se limiten todas las partes que componen la secuencia de nuestro genoma. Todo esto está coordinado a través del Proyecto Genoma Humano. Y además todo esto se hace público a través de servidores de Internet. Lo cuál quiere decir que cualquier investigador en cualquier parte del mundo puede usar esta investigación. Nosotros ahora mismo podemos encender el ordenador y a través de Internet podemos buscar las secuencias de nuestro interés. Para ello hay una serie de algoritmos, servidores y programas que nos ayudan.
¿La polémica por los alimentos transgénicos o la clonación ha creado una imagen falsa de la Biotecnología?
Desgraciadamente se ha creado una imagen que es falsa. Pero hay que tener cuidado. Las nuevas tecnologías exigen nuevos retos. El hombre se ha hecho más humano cuando ha aprendido más tecnología. Es la cita de Marx "nuestra concepción del mundo depende de nuestro nivel tecnológico". Pero hay que adaptarse y eso significa, entre otras cosas, generar unas pautas de comportamiento. De hecho, que se establezcan alimentos transgénicos significa que hay que tratar a los alimentos como hasta ahora tratábamos a los medicamentos. Lo que hay que hacer antes de aprobar un alimento transgénico son estudios para aprobar su consumo, de la misma forma que se hacen estudios para aprobar el consumo de un nuevo fármaco.
¿Están justificadas esas reticencias hacia los alimentos transgénicos?
Una persona puede estar preocupada porque si come transgénicos como genes, pero es que ingerir cualquier alimento es comer genes. El problema no es tanto eso como cuál es el impacto que provoca la expresión de un gen ajeno a este animal o esta planta dentro de este ser vivo. Y hay ejemplos de cómo haciendo expresar una determinada proteína en un vegetal, por ejemplo, ésta desarrolla otras sustancias que provocan una disminución en la absorción intestinal. Esto nadie lo que sabía hasta que no se probó. Con la ingeniería genética nos inventamos en cierta forma nuevos modelos biológicos, y estos no tienen por qué comportarse como los anteriores. Hay que estudiarlos. No se puede estar en contra de la Biotecnología, lo que pasa es que hay que hacer las cosas bien.
¿Y en el caso de los transgénicos se están haciendo bien?
No tanto. Ese es el problema.
¿Es suficiente la inversión pública en Biotecnología?
Lo han dicho todas las televisiones este fin de semana. Ha salido un estudio que dice que del incremento en I+D del Estado español, si no recuerdo mal, un 38 por ciento es para investigación en armamento. Osea que se camufla una parte importante de la inversión en investigación en I+D y su incremento en armamento. Creo que está todo dicho. Además las cifras en España no son esperanzadoras. Digamos que hemos llegado al 0,9 por ciento del PIB destinada a I+D, cuando países desarrollados de nuestro entorno, en Europa, invierten un 2,3. Es decir, estamos por debajo de la mitad. Hace muchos años que estamos así en investigación y es sorprendente que la preocupación no sea mayor.
¿Por qué cree que este tema no preocupa lo suficiente?
En nuestra sociedad, el nivel de cultura científica es penosa. Nadie se atreve a reconocer que no sabe quién es Gabriel García Márquez. Pero el conjunto de la sociedad, en principio, no tiene problema en admitir que no sabe quienes son los ganadores del Nobel de Medicina de este año. Es decir, se asume que la ciencia es tan difícil que uno puede no conocerla. Yo comprendo que el lenguaje de la ciencia es un poco más complicado que el de otras materias, pero la Humanidad está ligada a los avances científicos.
¿Cómo le va afecta al ciudadano los avances en Biotecnología?
El impacto de la ingenieria genética en nuestra vida, aunque a alguien le pese, es inmenso. Por ejemplo, la Reación en Cadena de la Polimerasa, ha cambiado el mundo. Esta técnica permite identificar a un violador casi solamente con el material genético que hay en una sola célula de esperma. Esto lo está utilizando la policía, y me parece bien, no creo que a nadie le parezca mal.
¿Cómo puede reforzarse el apoyo político y social hacia la investigación científica?
Lo que es necesario es que los políticos se impliquen cada vez más en temas de ciencia y tecnología, es la única solución. Creo que la ciencia y la tecnología es uno de esos temas que va más allá de las coyunturas. Es realmente un tema de interés nacional y deberían hacerse programas de apoyo a los programas de investigación más allá de los vaivenes de las urnas. Debería depender de un pacto a largo plazo entre todas las fuerzas políticas. De forma que si hay un incremento del dinero destinado a I+D y surgen problemas, todo el mundo tenga claro que este dinero no se puede tocar.
¿Colabora la Industria privada con los investigadores públicos?
En todo aquello que puede tener una incidencia en el mercado, sí. Pero hay enfermedades que se llaman "huérfanas", en las que el número de enfermos no es tan elevado como para invertir en desarrollar nuevos fármacos. Y ese es un problema que algunos programas internacionales intentan paliar. Por ejemplo, la que nosotros estudiamos, intolerancia a proteínas con lisinuria. Se conocen pocos enfermos en el mundo. Hay algunos que lo pasan realmente muy mal. Es decir, que tener un fármaco efectivo para ellos sería en algunos casos salvarle la vida. Pero claro, el esfuerzo aquí debe hacerse sobre la investigación pública, porque nadie quiere poner dinero en ello. Es triste, pero es así. Por ejemplo, de cistinuria se conocen 40.000 enfermos en el mundo. Incluso eso es poco.
Sin embargo, la investigación privada se nutre del trabajo de la pública.
Es un problema que siempre ha existido. La iniciativa privada hace sus negocios en una sociedad y se nutre de unos técnicos que genera esa sociedad. Por ejemplo, Celera claro que se ha beneficiado de la secuenciación del Proyecto Genoma Humano, mientras que la investigación pública no ha visto parte de la secuenciación de Celera. No es nada nuevo y pasa constantemente. Esto nos hace reflexionar sobre qué tipo de información desarrollada por una investigación puede ser patentable y qué tipo no. No sé trata de llegar a la isla y quedártela, sino llegar allí y poner un puerto, y dejar a otros poner otro puerto. Las patentes aseguran la inversión, pero quedan unas enfermedades "huérfanas" en las que nadie quiere invertir miles de millones para salvarle la vida a diez personas.

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